Carolina Bazán: Me fascina lo que hago y no voy a dejar de ser cocinera nunca.

Mujer, mamá, esposa, chef, empresaria gastronómica y muy exitosa.
Parece una adivinanza pero en Chile, esta categoría es sinónimo de Carolina Bazán, más conocida como China. Quisimos conocerla en su trayectoria, sus pensamientos y su diagnóstico actual de la gastronomía femenina chilena.

Actualmente, Carolina tiene tres restaurantes: Ambrosía, Ambrosía Bistró y la Sanwichería Hops Monticello. Si bien su trayectoria en la cocina ha sido muy ligada al ambiente familiar – su mamá comenzó siendo banquetera -, sus logros han marcado el ámbito nacional y Latinoamericano, ubicándose en el lugar 72 de los mejores restaurantes Latinoamericanos con el Ambrosía Bistró, entre otros premios.

 

Tal como la describen en una reseña en Latin America’s 50 Best Restaurants, ella rompe todos los moldes y por eso quisimos que fuera la musa de este mes, para conocerla e inspirarnos.

Carolina se define como una persona super relajada, que le gusta pasar el tiempo con su familia y amigos aunque no se considera muy sociable. Le gusta hacer deporte, jugar tenis, subir el cerro en bicicleta y, si es que tiene tiempo, entrenar en las mañanas. Pero con todo el trabajo, lo que privilegia es estar con sus hijos, su pareja, tomarse un rico vino y ver una película.

¿Qué te llevó a seguir el área gastronómica y volver a Chile para desarrollarla?

Llevo toda mi vida en el tema de la gastronomía. Mi mamá se dedicaba a la gastronomía y lo tenía frente a mis narices porque ella trabajaba desde la casa. Era banquetera y eso me llevó a estudiar cocina, una cosa llevó a la otra; nos ofrecieron poner un restaurante en el centro, y ahí yo me hice cargo de la cocina. Después de 8 años me fui a estudiar afuera y volví queriendo poner en práctica todo lo que había aprendido en Paris . Cuando volví, cambié el restaurante del centro a la nueva ubicación – Vitacura- y después abrí mi restaurant con Rosario, el Bistró.

Mientras estuve en Paris siempre pensaba que si me quedaba -aunque era complicado quedarse,- no tenía mucho que hacer allá porque iba a ser una más. Si volvía, podía realmente hacer cambios, tener un espacio, darme a conocer mejor. Y eso es lo que hice al final, vine y volví con todo.

¿Cómo ves el avance femenino en gastronomía? ¿Por qué crees que un ambiente femenino por tradición (la mujer cocinaba para su familia) haya sido "tomado" por los hombres? 

Cuando comencé, hace 20 años, todos los periodistas me preguntaban que se siente ser mujer en un mundo tan masculino.

La verdad es que no veo que haya mucho avance. La mujer en este rubro se mete a estudiar, hay entusiasmo, pero llega una edad en que se da naturalmente un coladero. Porque te das cuenta que quieres priorizar y darle tiempo a tu familia. Si fuera una pareja hombre/mujer y tienen familia, la mujer probablemente se va a quedar criando a los hijos, dedicándole tiempo a la familia y el hombre va a seguir desarrollando su carrera. Las mujeres hacen una pausa y cuando vuelven ya están obsoletas y se da ese coladero natural. Las mujeres tienden a irse a los cafés o la banquetería, cosa que no les sea tan consumidor de tiempo. En ese sentido, es una carrera sacrificada. Tienes que dejar muchas cosas de lado y no todos quieren hacerlo. Entonces, si te fijas, hay muchas mujeres estudiando cocina, comenzando la carrera, pero no muchas que siguen. No hay muchas mujeres en Chile que se destaquen en la gastronomía.

Para quienes no conocen tu gastronomía, si pudieron conocerte en El Discípulo del Chef o en Manos Arriba Chef. ¿Te gustó incursionar en la televisión? ¿Tienes planes de seguir en esta área?

La TV  trae beneficios a largo plazo, te da un espacio, te hace conocida, pero siento que no es lo mío. Lo hice o haré a futuro, pero no pienso dedicarme a la TV. Lo mío es ser cocinera, estar en una cocina. Si de repente me meto a la TV es por hacer algo distinto, abrir caminos, pero cambiarme a la TV jamás. Me fascina lo que hago y no voy a dejar de ser cocinera nunca.

Cambiando de plano. Tienes una familia homoparental, formada con tu pareja y socia la sommelier Rosario Onetto y sus dos hijos Iñaki y Mía. ¿Cómo ves a Chile en este aspecto?

Desde mi experiencia creo que Chile está super preparado, super abierto a la diversidad. Pero ha sido mi experiencia. Desde que estaba embarazada de Iñaki, me dediqué a contar mi historia. A decir las cosas por su nombre, no me escondí, un poco como para abrir caminos y así he sentido casi una discriminación positiva. Los niños son super bien recibidos en todas partes, son niños sanos, felices. Nosotras estamos felices y nunca hemos sentido ningún tipo de discriminación. Es mi experiencia. Probablemente, no es la de todo el mundo, pero yo hablo por mí y desde mi punto de vista se ve un país más preparado de lo que se piensa.

Por eso creo que Chile está abierto a aceptar a todo tipo de gente con las diferencias que todos tenemos. Somos todos distintos aunque hay un grupo pequeño que quiere hacernos pensar que estamos equivocados y que las cosas tienen que ser como ellos quieren que sean. Pero la verdad es que somos todos distintos. Por qué no vamos a poder expresarnos de distintas maneras.


Pensando en tu día a día, ¿qué accesorios (joyas) no pueden faltar en tu look? ¿Qué prefieres, plata u oro? ¿Aros, collares, pulseras, anillos o todos?

Soy muy sencilla, uso muy poquititas cosas, muy chicas. Siempre tengo que usar aros pero no colgantes, un collarcito muy simple, una pulsera. Uso muy poquititas cosas y a veces me da por sacarme todo y no usar nada. Después,  vuelvo a sentir la necesidad de usar mis aritos. Generalmente, prefiero la plata, pero soy muy minimalista, es lo que más me define. Uso re pocos anillos. Se me pierden y los vuelvo a encontrar. Hay anillos  que uso hace 20 años y se me pierden pero tengo la tranquilidad que los voy a volver a encontrar.

Por último, ¿placer culpable gastronómico?

Me gusta comer todo y a veces con un poco más de culpa. Me gusta el Foie Gras, tal vez ese podría ser el placer culpable, pero todo me gusta. Soy buena para terminar todo lo que cocino, con mantequilla. Quizás, eso también puede ser un placer culpable. No me gusta privarme de nada. Creo que la vida hay que disfrutarla y mucho de eso viene de la mano con la comida y la gastronomía, así es que hay que darse esos placeres y no abstenerse.


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