Anna Balmánica: Anna Nace como un Grito de Liberación Desparramada
Anna Balmánica es artista visual, travesti, maquilladora y modelo. Pero es mucho más que eso. En esta entrevista conoceremos sus diferentes facetas, sus luchas, sus sentimientos y su personalidad fluída.
Para entender el enfoque de esta entrevista ella es Anna, pero sus sensibilidades hablan de una persona completa que se conoce y complementa desde su dualidad que no conoce ni acepta etiquetas ni categorías de hombre y mujer. Tal como ella dice, “no creo que la feminidad y masculinidad sean conceptos excluyentes”. Conozcamos a Anna, la musa de junio 2023 de Zazü.
¿Cómo es el proceso que viviste para que derivaras en el transformismo?
Desde niñe siempre fui muy fluide, nunca entendí las etiquetas ni las categorías binarias de hombre y mujer. A mí me atraía lo bello, lo armónico y lo decorativo sin importar el género. Armaba fantasías, ilustraba, pintaba e inventaba mundos posibles con la creatividad que me impulsó a estudiar diseño gráfico.
Fue en el término de mi carrera donde conecté todos mis gustos y habilidades al transformismo. Descubrí que podía crear y experimentar sobre mi propio cuerpo.
Desde ese momento -en el 2014- es que no he dejado de hacerlo, cada instancia es una oportunidad para enfrentar y resolver nuevas creaciones a partir de emociones y conceptos. Tras estos 9 años de trayectoria me he presentado en varias regiones a lo largo de Chile. He compartido escenario con dragqueens internacionales y he podido trabajar con estilistas, fotógrafos, maquilladores y marcas reconocidas. Desde hace 4 años que vivo en Valparaíso y mi performance se ha vuelto más experimental, política y colectiva desde y para las disidencias sexuales.
¿Por qué nace la necesidad de que exista Anna?
Anna existe bajo una necesidad de expresión y libertad. Como Bastián nací en los noventa, por lo que siempre se me limitó la creatividad desde una perspectiva binaria de ver el género. No podía componer desde el sentir con libertad, existía la barrera del “eres hombre y eso es de mujer”, la preocupación y frustración de un adolescente por estar haciendo mal las cosas sólo por ocupar un poco de maquillaje o tener aspectos femeninos.
Cuando descubrí que esas barreras eran invenciones culturales me encontré conmigo misme y por fin pude dejar salir todo ese imaginario que llevaba almacenando y creando por años en mi cabeza. Anna nace como un grito, como una pulsión artística de liberación desparramada. Me tocaron varias salidas de closet: al no ser heterosexual, no querer hijos, ser artista, ser travesti, es como ir constantemente en la dirección equivocada y tener que declarar públicamente tus decisiones, como diciendo “yo sé a lo que me arriesgo al tomar este camino”.
La verdad es que nunca busqué ser travesti, fue algo que empezó a suceder de repente, jugando con amigues y observando a la comunidad LGBT+ -de la cual me empecé a sentir cada vez más parte- una comunidad que tampoco buscó tomar “el camino equivocado". Son gustos y aptitudes que vienen con una y van tomando fuerza a través de hitos en nuestras vidas; es por eso que la necesidad de que exista Anna se ha transformado en mostrar que la libertad de expresión de género y la libertad creativa también es un camino correcto, estoy acá para ser referente a nuevas generaciones y que nunca duden ser como quieran ser.
¿Cómo es un día cualquiera de Anna?
Me gusta levantarme tipo 9am, hacer una hora de yoga y ejercicios para luego ducharme y tomar un buen desayuno, mi comida favorita del día. Con mi vínculo somos bien rutinarias y siempre nos preparamos lo mismo: un pocillo de avena cocida con manzana, plátano y alguna otra fruta de la estación, tostadas con palta, humus y algunas semillas, kombucha, vitaminas y el incansable café con leche vegetal, porque sí… soy vegana.
Luego ordenamos algunas cosas de la casa, lavar lo que haya que lavar y quedo operativa para trabajos de computador y celular desde el mediodía. Jornada productiva hasta las 17:00 horas que paramos a almorzar y sí, tengo un poco corrido el horario por ser medio nocturna. Luego de eso, otra jornada productiva que puede ser de armar looks o reuniones, depende de lo que tenga que hacer, soy ordenada con las tareas y ocupo una bullet journal para que no se me vaya nada. Ya como a eso de las 10 de la noche viene el tiempo de ocio y compartir, a veces las dos solas y a veces con amigues, comemos algo y nos gusta fumar un poco para desconectarnos. Ya cuando el cuerpo no da más, tipo 1 am nos vamos a la cama a dormir.
¿En qué ves que se manifiesta de mayor manera tu feminidad?
Si tomamos el concepto feminidad bajo la lógica de aptitudes asignadas a cada sexo, creo ser compleja a la hora de pensar y sobre analizar todo. Cada decisión pasa por varias cámaras dentro de mi cabeza, siempre evalúo todo bajo las mil realidades simultáneas y dramáticas posibles a las que me puedo enfrentar.
Soy muy hogareña, me gusta cocinarle rico a mis querides. Creo tener una sensibilidad estética y capacidad de observación bien fuerte, muchas veces mi estado de ánimo o comodidad pueden variar según qué “tan lindo y limpio” encuentre el lugar en el que estoy. Crecí en un entorno de mujeres hétero cis poderosas: madre soltera, abuelas independientes y colegio mixto, donde me juntaba sólo con mujeres ya que teníamos gustos y temas en común, armábamos coreografías, nos importaba la música pop y combinar las uñas con la ropa.
Es por eso que siempre me he sentido mucho más yin de energía, empoderada y suficiente ante todo. También me considero muy metódica y obsesiva con el orden de algunas cosas, sobre todo las relacionadas al trabajo, soy una persona trabajólica, pero porque me gusta mucho lo que hago. De todas maneras, no creo que la feminidad y masculinidad sean conceptos excluyentes. Por el contrario, creo que el equilibrio mental y emocional va justamente en tratar de nivelar constantemente ambas partes, cómo una aterriza a la otra.
¿Sientes que ser mujer te da ventajas o desventajas? ¿En qué aspectos?
Para comenzar esta pregunta está asumiendo mi sexo, y yo soy una persona no binaria, de género fluido. Depende de con qué ánimo, ganas y emociones despierte cada día para entender de qué manera me voy a relacionar con el mundo. Hay días que me personifico más para un lado o para otro y días que me quedo en el medio. Ser no binarie me da esa ventaja, entrar conscientemente en el juego del sistema y ser más femenina o más masculino según la situación a la que me vaya a enfrentar.
Creo que tengo ciertas ventajas como persona que van más allá de mi género, como ser alta de estatura y de clase media, lo que me hace menos vulnerable frente a una sociedad violenta que busca abusar constantemente del más débil. Tener altura y presencia, gracias a las mujeres que me criaron, me ha librado de varias situaciones de odio que vivo por ser “anormal”, disidente, no binarie, gay, travesti o como quieran decirme. Ahí está la desventaja, ser rara y vivir con la discriminación, hostigamiento y miedo constante, provocado específicamente por hombres hetero cis, ya que creo que no hay nada más aterrador que ir sola por la calle y toparse con un grupo de hombres desconocidos, atravesarlos apretada entera y buscando en los bolsillos con qué defenderte. Para todo lo demás, creo que influye más el cómo te desenvuelves como personas y las habilidades que decides aprender, que si eres hombre o mujer.
Sabemos que es un proceso lento porque involucra un cambio de mentalidad, derribar mitos y prejuicios pero, ¿ves un avance (por mínimo que sea) en el Chile de hoy?
Sin duda, veo muchos avances. A la generación que me antecede se las llevaban presas por salir vestidas de mujer a la calle, las torturaban y violaban bajo el respaldo de ser inmorales y atentar contra la moral y las buenas las buenas costumbres, ilegales y negadas como ciudadanas, sin derecho alguno.
Han tenido que pasar un sinfín de violaciones a los derechos humanos en contra de mi comunidad, un sinfín de compañeras asesinadas hasta el día de hoy y varios hitos que han develado situaciones graves que han ayudado a que hoy se pueda caminar con un poco más de tranquilidad. Cuando chique me gritaban y hostigaban constantemente en la calle, desde el típico “maricón culiao” a tener que correr porque me arrojaban piedras o botellas desde los autos. La ley Zamudio, las protestas, la resistencia de no rendirse por más difícil que sea, les trans, les drag, lo mainstream del orgullo, la comunidad ballroom, entre otras acciones, nos han ayudado a recuperar el espacio dentro de nuestra sociedad, por más mínimo que sea.
Sé que falta mucho, que aún es una pantalla, que para muchos es una obligación social, algo que ya no se debe hacer, que las ganas de violentar no faltan y se acumulan. Y sí, existe miedo, pero siempre ha existido y hemos aprendido a ser más fuertes y resilientes. Hoy estamos más desatadas, unidas y visibles que nunca, porque cada día somos más fuertes que el anterior, decididas a vivir en libertad y plenitud, con toda la reparación y derechos que merecemos.
Y en este sentido, ¿cuál crees que es tu aporte para que la inclusión sea mayor?
Creo que somos una sociedad muy violenta y reprimida, fui criado también bajo esos patrones de comportamiento machistas, abusivos, competitivos, alcohólicos y narcisistas. El drag me ha ayudado a deconstruirme, cuestionar constantemente mis prácticas y ser consciente de esos privilegios de poder que aparecen como demonios culturales.
Errar es humano como dicen, pero el desafío está en lograr controlar y erradicar la herencia patriarcal. El drag me ha mostrado la persona que “no quiero ser” y huir más consciente de ese lugar. Creo que mi aporte va en transmitir esa evolución y transparentar mi forma de pensar y ver la vida, impulsar la libertad de expresión, pero con responsabilidad y consecuencia, brindando ciertos atajos a quienes siguen mi trabajo artístico.
Creo que he abierto varias puertas de visibilidad gracias a ser fiel a mi evolución y aceptar desafíos atenta al contexto que habito, el cruzar el nicho homosexual y relacionarme con instituciones, eventos y marcas destapa las posibilidades que tenemos de habitar cualquier espacio. Creo ser una imagen que llena espacios y genera reflexiones y, para mí, una mente tocada es un paso ganado por el camino de la inclusión.
Pensando en la mujer chilena hoy. ¿Crees que hoy estamos más empoderadas o que nos creemos realmente empoderadas?
Si, totalmente más empoderadas, con ganas de triunfar como independientes y de facturar -como dice Shakira- en respuesta a una herencia que se ha traspasado por generaciones desde los feminismos, reconociéndose fuertes y en igualdad de condiciones pero, creo que aún falta unidad. Unidad tanto entre sí como con las disidencias y otras diversidades. Hay un empoderamiento que no se ha logrado desprender del machismo y del patriarcado, que lo vuelve individualista y competitivo, “la mejor en cualquier cosa que la otra” y eso no hace más que perder el norte colectivo y volcar hacia el ombligo, entregándose por completo al capitalismo dirigido por los mismísimos hombres, que no dejan de expropiar, robar, violar y controlar nuestro mundo. Con esto no llamo a la división y empoderarse contra ellos, por el contrario, creo que en la información está la integración, la comunicación como arma principal para derribar las diferencias y generar cambios de mentalidad. Hemos coexistido desde siempre y lo seguiremos haciendo, creo que el cambio va en cortar esa cadena con el padre superior y entendernos de manera horizontal y colectiva.
Anna, pensando en tus looks diarios y los de noche. ¿Qué accesorios (joyas) no pueden faltar?
Amo los accesorios, la extensión del ser, el vestir y revestir, la prótesis como acto performático y comunicativo. Desde las uñas, las plataformas, todo lo que altere la silueta natural y nos convierta en un artificio más, me fascina. Dentro del mundo de las joyas soy amante de la plata, siempre plateado y nunca dorado, debe ser por un tema de amor a las cadenas, el post-punk y ese imaginario emo-gótico que me gusta habitar. Mi infaltable número 1 son los aros, me encantan los aros, de todas formas y tamaños. Por lo general los uso de manera asimétrica y sobrecargada. Y en segundo lugar, los anillos, me encantan las manos, más aún si están decoradas, tatuajes, uñas y exceso de anillos me provocan placer visual instantáneo.
Por último y quizá lo más importante, que le dirías a las mujeres de hoy que luchan por hacerse un espacio en la sociedad. No importa si es por su identidad sexual, por su trabajo, por su situación económica, no importa el motivo.
Que la perseverancia es lo más importante y lo único que genera motivación en el camino a la inclusión. Lamentablemente, hemos venido a la vida a resistir, a luchar por que los derechos dejen de ser privilegios, y aún estamos a mitad de camino. Lo hacemos por nosotras mismas, pero también y sobre todo por las que siguen, de eso se trata la colectividad. Desde que empecé en el Drag sin saber nada de maquillaje, de peinados, estilismo ni performance, la perseverancia, la humildad y la observación me han traído hasta aquí. Tomando los desafíos, obsesionándome con lograr mis ideas, entendiendo dónde ubicarme y cómo desarrollarme,; observando a mis compañeras y aprendiendo de ellas. Cada montá se sobreanaliza, se enfrenta, se pule y se destruye. El transformismo, así como cualquier otra condición alejada de la norma es un camino rocoso, tienes una sociedad en contra, pero de alguna manera la pasión y con el tiempo la responsabilidad me hacen mantenerme resistiendo junto a una comunidad.
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